Desde las entrañas del arrabal surgió una voz: “El Proletario, periódico por una sociedad de color”. Lucas Fernández (su promotor y director) comprendió que los negros jamás gozarían de los mismos derechos que los blancos si no luchaban por ello. Estas páginas tenían entonces un objetivo bien claro: organizar al gremio de color para conquistar la verdadera igualdad, tanto legal como social. Y si bien la existencia de El Proletario fue fugaz, éste inició una tarea que muchos otros diarios supieron continuar: ser el medio de comunicación del pueblo trabajador.
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